lunes, 30 de diciembre de 2013

30 de diciembre de 2013

 140 CONSEJOS PARA CAMBIAR DE VIDA


Intenté ser diferente y no sabes lo mal que me salió.Parece que si no sigues la corriente no eres nada, apenas un alma caminante insignificante en una sociedad en la que todos destacan por creerse diferentes pero, en realidad, ya sabes, todos iguales.El mismo estilo, la misma ropa, la misma crítica, los mismos lugares los sábados, nada diferente.

Si tuviera que darte 140 consejos para cambiar de vida solo necesitaría uno: Cambia el rumbo de tu viaje, piensa lo que pienses porque de verdad lo sientes. ten pocos amigos pero buenos, fíate de pocos y, por si acaso, ni de tu sombra, ama como si nunca hubieses amado para vivir el momento en pleno placer, ríe, diviértete, trabaja, que hay tiempo para todo.

Pero más que nada busca en tu interior tu propia identidad, olvídate de las modas y del qué dirán.

No hay nada mejor que una persona auténtica, y no digo que yo lo sea, pero mi destino es llegar a serlo.

Vive tu vida y deja que los demás vivan las suyas. 

Puedes volver a nacer hoy para ser mejor mañana.

  

                                                                                                           ( carta a mi ...)




sábado, 7 de diciembre de 2013

8 de diciembre de 2013

                Navidad, ¿ Dulce Navidad?

¿Sabéis qué es lo que no me gusta de las Navidades? Pues me he dado cuenta de que lo que no me gusta de las Navidades es en lo que se han convertido éstas. Ya me entendéis, falsedad, familiares que te dedican abrazos y palabras y durante el resto del año si te he visto no me acuerdo, el gasto excesivo, los regalos tontos con un valor incalculable pero tan poco personales... y por supuesto esas personas que ya no están, esos son los que más duelen.

No me gusta decorar mi casa con adornos navideños porque no me gusta vestirme de hipocresía, no me gustan los villancicos porque me recuerdan que hubo tiempos mejores, no me gustan las comidas opulentas que me hacen pensar en los que no tienen ni para un plato de arroz, y podría seguir, pero tampoco es el caso.

Lo único que se salva, como siempre, son los niños. La felicidad, los nervios, la ilusión, las carreras por la casa buscando nuevos juguetes, las caras de ensueño, y sobre todo, porque son los que pueden hacerme viajar a mis años infantiles de nuevo, como ya decía antes, son los únicos que pueden consolarme así.

Además, de Navidad, las fiestas ya tienen poco. Los valores que tradicionalmente se extendían en estas fechas de amor, alegría y solidaridad han quedado reducidos a una mísera competencia en tener el árbol más grande de todos, lleno de regalos carísimos y, como no, un plato repleto de langostinos con un buen cava para acompañar. Y por no hablar de lo religioso, pero ese es un tema aparte.

Ya veis, me gusta lo tradicional, quiero decir, lo tradicional bueno. No busco más que un poco de sinceridad y compasión, estar alegres porque lo estamos realmente, y si no es así, no fingir y llorar todos juntos, que de eso se trata la palabra familia, palabra que, viendo como va todo, debo de tener sobrevalorada.

En estos tiempos la sinceridad se ve como una virtud y no como una característica que todos deberíamos tener. Ahí creo que está el fallo, y un ejemplo claro son las fechas próximas.


                                                                                                            Reflexión......